sábado, 11 de octubre de 2008

Yehude Simon: El enroque del rey Alan


Con una aprobación presidencial que debe estar rondando un escueto diez por ciento después del “Petrogate”, Alan ha hecho un audaz cambio de juego hacia la izquierda, nombrando al otrora compañero de ruta del MRTA en el premierato. Abrumado por los escándalos, las protestas y el desplome económico que se avecina, la doble casetera de Alan finalmente ha entendido que el gabinete apro-neolib lo llevaba directamente al descalabro y a la vacancia. Y ha optado por un giro de 180 grados.

Lo más probable es que Yehude no dure mucho. Tamaño encargo el que recibe. Pero todo depende de que logre imponer algunas condiciones, desde el saque. En primer lugar debe desmontar toda la maquinaria neoliberal en el estado. Inversiones sí, pero no saqueo. Si el chiclayano no logra renegociar los contratos de estabilidad tributaria, con mineras y petroleras, elevar los impuestos a los ricos y también elevar los aranceles, su intento de estabilizar el país se diluirá antes de lo que canta un gallo. Más temprano que tarde, una crisis en la balanza de pagos nos conducirá inexorablemente a la ruina, y la protesta social acabará con el régimen. En síntesis hay que hacer caja, y tener el compromiso moral de exigirle sacrificios a todos, pues esa es la única manera de sobrevivir en esta tormenta global.

Este es el principal escollo para Yehude. No sé si tiene la fuerza para rediseñar el actual estado neoliberal. Debería comenzar por derogar los casi cien decretos legislativos de Alan, en nombre de la gobernabilidad. Un gobierno de unidad frente a la crisis mundial no puede arrodillarse ante los TLCs, que por otra parte se irán al cacho durante los próximos años por la recesión mundial, ni seguir privatizando, políticas que solo fueron ardid para robar y enriquecer a los agro-exportadores. Por el contrario, hoy tenemos que proteger nuestro mercado interno a todo trance, y controlar nuestras fuentes energéticas, porque ese el único barco que nos permitirá navegar en las aguas agitadas de la recesión mundial. Chau Ismael Benavides, Chau Meche Araoz, chau Rey Rey y el opus dei. Chau la gente que creía que el mercado era un dios. Hoy es época del estado gestor y protector. Porque el estado le debe protección a sus ciudadanos cuando nubes negrísimas atraviesan el planeta, y la apología del mercado nos ha conducido a un desastre económico, social y mental. Todo era de mentira.

En segundo lugar hay que reprimir la codicia de Alan y de los apristas. Que le ponga freno al Alán Babá, que tantos políticos llevan adentro. Como no podemos meter a la cárcel al presidente por lo menos advertirle de que está avisado. Un robo más y su mandato se pone en entredicho. Es la última oportunidad que le damos, señor presidente. Si no quiere pasar a la escoria de la historia tome su litio y tenga el ojo vigilante en su conciencia y en la de los apristas.

La apuesta de Yehude Simon es muy arriesgada. Pero qué político no sabe que en el riesgo a veces uno encuentra el atajo a palacio. Felicidades Yehude, ojalá te salga linda sin abjurar de Mariategui (el grande) y de tu compromiso con los pobres. Y a ver Alan si actúas de ahora en adelante con la altura necesaria para entrar en el diccionario de Tauro: Fue un mal presidente, pero lo dignifica la rectificación política que promovió a la mitad de su segundo mandato, que nos permitió remontar la crisis global del capitalismo con solvencia, y armonía. Tu ego sobredimensionado dormiría ya tranquilo.

.

Los atajos del poder

Yehude Simon, desde que salió de la cárcel fue otro. Su conversión promovida ¿será ese el término? por el padre Lansiers no fue solo religiosa, sino ideológica. El “loquito” e hiperactivo fundador del movimiento Patria Libre, muy cercano a los postulados del MRTA, pasó a ser un político mesurado y razonable. Se adscribió al ideario socialdemócrata, fundando el partido humanista, y raudamente se convirtió en dirigente regional en su natal Chiclayo. En el 2002 llegó al gobierno regional, y nunca negó sus ambiciones presidenciales. En setiembre del año 2006 me lo encontré en Palacio de Gobierno. Armando Villanueva promovió una reunión de escritores e intelectuales para presentarnos a Alan García. Obviamente el presidente no nos hizo el menor caso. Estaba más interesado en conversar con Alfredo Barnechea sobre historia peruana, y el endeble papel de la burguesía peruana en el siglo XIX. Luego se quejó de los empresarios peruanos, de que no invertían lo suficiente, son mercantilistas y medrosos, advirtió. El presidente en blow jeans y casaca de cuero parecía un voluminoso rebelde de mayo del 68. En eso entró Yehude Simon quien se paseaba como Pedro por su casa. Venía de estudiar con sus abogados el contrato de un préstamo del BID para su región. Se sentó a mi costado de pura casualidad y vino el pisco sour catedral. Me habló de los escritores lambayecanos y del inmortal poeta Nicanor de la Fuente, Nixa, que acababa de cumplir 105 años. Es primo de Martín Adán, me comentó. Le regalé un ejemplar de Umbral y me sorprendió su ser afable y sencillo. Amor, gritó el presidente haciendo gala de su presencia escénica e inmediatamente se levantó de su asiento. Todos lo seguimos. Pilar Nores se acercó y nos besó a todos con una etérea suavidad. ¿No es bellísima? añadió. Todos aceptamos de buena gana. Salud con Chiclayo, brindó el presidente. Yehude levantó la copa y miró su reloj. Tengo que partir a las tres y hay que firmar, Alan. García irguió su humanidad y lo siguió dócilmente hacia el despacho presidencial. Seguramente les esperaba un mejor almuerzo que a nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario