martes, 17 de junio de 2008

Moquegua: Terremoto político y la fractura del Apra.


Alan García es el culpable de todo. A su inestabilidad sicológica, se suma su incapacidad intelectual, que atiza enconos en lugar de superarlos. Desoyó el mandato de las elecciones del 2006, traicionó las expectativas de los votantes, y se alió con el fujimorismo y los tiburones de la economía. Enarboló un liberalismo de converso y ha precipitado una crisis política de profundas consecuencias, que amenaza al régimen (presuntamente) democrático.

El mandato que ungió a García exigía la reformulación de los contratos mineros y el retorno a la constitución socialdemócrata de 1979. Alan hizo todo lo contrario, creyendo que las promesas podían ser incumplidas y justificando la traición con algún juego retórico. Olvidó que hay fracturas históricas, étnicas y sociales que atraviesan nuestra incipiente nación, quizá de mayor envergadura que la falla de Nazca. Y que esporádicamente las placas nunca soldadas entre clases, pueblos y regiones chocan y provocan temblores y a veces catastróficos terremotos políticos.

La historia le está pasando la factura al inepto presidente. Gobernar para un islote de empresas, y una franja social privilegiada, ha comenzado a sublevar a sectores largamente postergados, que no ven mejorar sus expectativas económicas pese al “milagro peruano”. Ese cincuenta por ciento de peruanos que se debate en la pobreza mientras cinco mineras se cargan 5 mil millones de dólares en sobreganancias, no se ve representado en el sistema político, ni en el reparto de la torta. Esta exclusión enerva el clima nacional, lo crispa, y está conduciendo a una crisis política, de incierto desenlace.

El conflicto entre la economía y la política, entre la privatización de la riqueza, y la falta de representación de los sectores postergados, hace temblar el sistema político. Desoír a las mayorias hace que la lucha callejera se desborde y es la causa profunda de la inestabilidad política. No somos agoreros, pero réplicas de lo sucedido en Moquegua podrían repetirse en los próximos días, tras los anunciados paros nacionales, regionales y sectoriales, mientras el gobierno comienza a entrar en trompo, como lo demuestran los policías apresados por las multitudes.

La errónea y perruna concepción de la política de García lleva directamente al descalabro también al Apra, que hoy es una caldera del diablo. Alan va perdiendo predicamento y se va quedando solo en su demencia granburguesa. Las disparadas de Del Castillo, Negreiros, Mulder, Pastor, Falla, Rebaza, Carrasco Távara, solo son la expresión de la descomposición interna del partido de gobierno, como consecuencia de la traición a los electores.

Si un sector del Apra no le plantea y arranca una rectificación al presidente, es poco probable la supervivencia del régimen político. La falla de Nazca que Alan profundiza con su alianza con la derecha y las mineras puede terminar en un Richter 7,9. El pisco de Rey Rey podría ser premonitorio.

La democracia es inviable con la constitución de Fujimori. No queda otra que abolirla. Y que la derecha vaya poniendo sus sobreganancias en remojo.

domingo, 15 de junio de 2008

NUEVA CONSTITUCION PARA EVITAR LA EXPOLIACION DE LAS MINERAS


Solo en el último año las sobreganancias de las cinco empresas mineras mas grandes del Perú (Southern, Yanacocha, Antamina, Cerro Verde y Buenaventura). han sido del orden de los 5 mil millones de dólares. Con estos recursos se podría construir 5 mil hospitales zonales, 20 mil colegios, 5000 pequeñas irrigaciones en la zonas altoandinas, además de brindar alimentación y trabajo para 5 millones de pobres y desnutridos. ¿Que lo impide? La venal constitución fujimorista y su capítulo económico que blindan los contratos de explotación e impide renegociarlos.

Estas cinco empresas se han apropiado de los excedentes de todos los peruanos, impidiendo que el estado pueda administrar la riqueza nacional. Para evitar tan colosal rapiña no queda otro camino que disolver la malhadada constitución a través de un referéndum. Somos un mendigo que se quedó sin oro y sin banco, por culpa del fujimorismo y ahora del aprismo.
El lobby que estas empresas ejecutan a través de la Confiep, y la Sociedad de Minería tiene todos los visos de un escándalo peor que el del guano. Aceitan conciencias, alquilan políticos, y compran periodistas, y detentan los principales medios de expresión. ¿Dónde se llevan estas sobreganancias? A sus casas matrices extranjeras, siendo capitales que nunca regresan al país y que solo sirven para amasar indignas fortunas. Todos somos testigos de cómo en las zonas adyacentes a las minas de Cajamarca, Junín, Huancavelica o Apurímac (de donde sale oro a mil dolares la onza, y cobre a 7000 dólares la tonelada) un mar de pobreza se extiende y miles de niños mueren de hambre y de enfermedades debidas a la contaminación.

Los ciudadanos en esta farsa democrática que es el régimen nacido a la sombra de esta espuria carta magna, no tenemos vela en este entierro de la riqueza nacional. La constitución solo favorece a un puñado de empresas monopolistas.

La pobreza nacional no nace de la falta de inversión sino de las usureras ganancias de cinco empresas aliadas al Apra, a Unidad Nacional y al fujimorismo. El camino de los ciudadanos de a pie está claro. Deroguemos la nefasta constitución fujimorista en las calles, en las plazas y en las urnas. Nuevos tiempos se avecinan.