viernes, 24 de abril de 2009

Aldo Mariátegui: racismo bastardo

enano moral


Aldo Mariátegui, el director de Correo, ha insultado, discriminado, denigrado, como sólo un pituco indigno puede hacerlo, a una congresista indígena llamada Hilaria Supa, alfabeta en quechua y en castellano, por unas faltas ortográficas explicables porque aprendió a escribir a los 20 años.

Aldito lo único que hace es renegar de su abuelo insigne y ni siquiera se ha tomado la molestia de leer “El problema del indio”, inserto en “Los 7 ensayos”, para entender lo que ocurre con los quechuas monolingües de nuestro país. El desprecio que muestra Aldito de M por las razas originarias de su país y los pobres en general, seguramente no lo escuchó en su casa, ni a sus padres, jamás a sus tíos Javier y Sandro. Su ignorancia en castellano y en quechua es fruto de un complejo sicológico que no sólo puede ser explicado por su enanismo, sobre todo mental. Al ridículo Aldito le joden los cóndores. Su problema es su famoso abuelo, no tanto por ser socialista sino por llevar el apellido materno La Chira, a todas luces yunga. El gran Amauta, recordemos, era hijo de un pituco limeño, Francisco Javier Mariátegui Requejo, que regó varias familias por el mundo y de una distinguida señora de la sierra de Huacho, doña Amalia La Chira, que hablaba quechua como Hilaria Supa.

Lo cierto es que Aldito se identifica con su bisabuelo, un gris personaje limeño que desamparó a sus hijos, tanto que el buen Amauta debió emplearse como alcanzarrejones en La Prensa, pese a que su familia paterna era de abolengo, descendiente de un prócer de la independencia y hasta pariente del dictador Leguía.

Aldito, bisnieto de una “chola” quechua hablante y que estudió en el colegio Markham se escupe a sí mismo cuando insulta a Hilaria Supa. Esa es su estatura moral. Es una pena que el brillante psiquiatra recientemente fallecido, su tío Javier, no lo haya tenido entre sus pacientes. Porque lo de Aldo no es solo un derechismo asqueroso, es un problema del alma. Ten cuidado con los cristales que te pueden caer del cielo, enano presumido, pequeño Hitler de opereta, con el perdón de las personas de corta estatura y del bel canto.


martes, 7 de abril de 2009

FUJIMORI SENTENCIADO

caricatura de Carlín

Me levanté temprano para escuchar la sentencia del supremo tribunal que juzga al chino rata. Me sorprendió la claridad de la exposición, el pedagógico recuento de los hechos jurídicos, la solidez argumental de la autoría mediata, el revelamiento de la profunda asociacion entre Montesinos y Fujimori que la defensa del reo había esfumado como un majestuoso museo al olvido. Me emocionaron las lágrimas de los familiares de las víctimas de La Cantuta y Barrios Altos, y recordé el guiño maligno que el chino le hizo a Montesinos cuando éste acudió a vender su silencio a comienzos del juicio. Vino a mi memoria también Martha Chávez y las innumerables veces que negó lo innegable: la existencia previa de los desaparecidos. Surgieron también la figura de Rafael Rey y de Pancho Tudela argumentando a favor de la amnistía de 1994, como broche de oro de toda una política de encubrimiento. Obviamente cómo no traer a colación a Martín Rivas, cuando se escapó del Parlamento por la ventana y con escalera de gato. Es decir como un delincuente. Tampoco otra cosa hizo su jefe supremo cuando se subió al avión presidencial y lo abandonó en Brunei, renunciando por fax.
A mí no me cabía duda de que el chino rata merecía la cárcel, pero ello ha sido sentenciado por el máximo tribunal de justicia del país, gracias a la labor de los defensores de los derechos humanos y de algunos competentes fiscales. El estado ha reconocido la culpabilidad en crímenes de lesa humanidad de su principal autoridad, del presidente, y ello es un hito, dada la naturaleza precaria de nuestra democracia y la impunidad que reino a lo largo de toda nuestra historia republicana. Sí, es un avance y un ejemplo para el futuro. Los ciudadanos y los gobernantes comprenderán que el crimen se paga y que se trata de un dictum de la vida civilizada. Y que el poder debe tener límites.
Lejos quedaron ya la campaña de victimización de Fujimori ejecutada por el gobierno y las encuestadoras, las hipócritas palabras de su gorda hija que avaló la humillación de su madre para reemplazarla como primera dama, y la orquestada campaña de los medios derechistas de “perdonar al salvador”.
Hoy, 7 de abril se ha abierto un antes y un después en nuestra frágil democracia, y esperamos que la instancia de apelación no sea politizada. Hoy es más urgente que nunca combatir la mentalidad fujimorista que también habita en el alanismo y el empresariado, y gran parte del poder judicial digitado por Villa Stein. Fujimori es culpable, es una frase que deberían taladrar en sus cerebros, porque todos estaremos pendientes de que la primera sala transitoria de la corte suprema, ratifique este incuestionable fallo.