Chlimper y Fujimori: de la misma entraña
Hasta que saltó la liebre. El empresario judío José Chlimper llamó ayer malnacidos a los trabajadores del puerto del Callao. Todo, porque los estibadores defienden sus derechos sindicales y la negociación colectiva. El dueño de Drokasa, demostrando su entraña racista y déspota, considera que los cholos cargadores del primer puerto son unos hijos de puta porque le generan pérdidas ecónómicas con su huelga. Y no contento con insultar a todos los trabajadores que recurren a sus derechos constitucionales, amenazó con emplear su metraca, dice que con permiso de la discamec, para disolver él mismo la huelga a sangre y fuego, mismo Auchwitz o Dassau. El Estado de derecho no existe, los cadáveres no le importan. Su plata es más importante que la vida humana. Su afán de lucro excede cualquier regla de civilización. Viva Fujimori y la libre empresa
Lo grave es que Chlimper no es el único. Cáceres Sayán el presidente de la CONFIEP, también quiere un baño de sangre. Hace días que le calienta las orejas al vicepresidente Giampietri y mueve a otros empresarios forajas para declarar en emergencia el puerto y permitir la entrada de la infantería de marina a los muelles. Bala a los cholos. Los derechos humanos son una cojudez.
Estos son nuestros empresarios, señores. Los que hacen patria, los hombres de las bienamadas inversiones, quienes harán grande el Perú según Alan, el CADE y los cacasenos neoliberales. Todo el Perú tiene que joderse con el TLC porque ellos merecen hacerse más ricos a costa de los cholos malnacidos, al más puro estilo de Aldito Mariátegui.
Váyanse a la porra reverendos hijos de la chingada. Váyanse a Miami o a Israel. Gente como Chlimper o Cáceres Sayán no nos hace falta. Métanse sus empresas por el culo. No por casualidad la última encuesta del Instituto de Opinión Pública de la U Católica confirma que el 62 por ciento de peruanos los detesta por explotadores, antipatriotas y sinvergüenzas.
Hasta que saltó la liebre. El empresario judío José Chlimper llamó ayer malnacidos a los trabajadores del puerto del Callao. Todo, porque los estibadores defienden sus derechos sindicales y la negociación colectiva. El dueño de Drokasa, demostrando su entraña racista y déspota, considera que los cholos cargadores del primer puerto son unos hijos de puta porque le generan pérdidas ecónómicas con su huelga. Y no contento con insultar a todos los trabajadores que recurren a sus derechos constitucionales, amenazó con emplear su metraca, dice que con permiso de la discamec, para disolver él mismo la huelga a sangre y fuego, mismo Auchwitz o Dassau. El Estado de derecho no existe, los cadáveres no le importan. Su plata es más importante que la vida humana. Su afán de lucro excede cualquier regla de civilización. Viva Fujimori y la libre empresa
Lo grave es que Chlimper no es el único. Cáceres Sayán el presidente de la CONFIEP, también quiere un baño de sangre. Hace días que le calienta las orejas al vicepresidente Giampietri y mueve a otros empresarios forajas para declarar en emergencia el puerto y permitir la entrada de la infantería de marina a los muelles. Bala a los cholos. Los derechos humanos son una cojudez.
Estos son nuestros empresarios, señores. Los que hacen patria, los hombres de las bienamadas inversiones, quienes harán grande el Perú según Alan, el CADE y los cacasenos neoliberales. Todo el Perú tiene que joderse con el TLC porque ellos merecen hacerse más ricos a costa de los cholos malnacidos, al más puro estilo de Aldito Mariátegui.
Váyanse a la porra reverendos hijos de la chingada. Váyanse a Miami o a Israel. Gente como Chlimper o Cáceres Sayán no nos hace falta. Métanse sus empresas por el culo. No por casualidad la última encuesta del Instituto de Opinión Pública de la U Católica confirma que el 62 por ciento de peruanos los detesta por explotadores, antipatriotas y sinvergüenzas.
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