miércoles, 13 de abril de 2011

"Todo iba regio hasta que ganó Ollanta"


Todo iba regio hasta hace quince días, me dijo una señora que vive en Eisha. Y no le faltaba razón. La derecha soberbiamente dividida en cuadro candidaturas compartía los primeros lugares de todas las encuestas para tranquilidad de los veraneantes de aquella emblemática playa. La ideología del gordo del hortelano parecía haber prendido a lo largo y ancho de la sociedad. Hemos crecido harto en este quinquenio, tanto que el antisistema ya no es un peligro, decía el supremo Alan. Monitorearé las elecciones para cautelar el modelo económico y toda la estructura del poder, añadía. Todo iba regio, repito. El “electarado”, el adjetivo es de Aldo Mariátegui, parecía obnubilado por las escaleritas de Castañeda, el cuy de PPK, la identificación racial con el cholo de Harvard y se admiraba de la simpatía aprendida de Keiko Sofía de Villanella.

Pero algo pasó a fines de febrero. Quizá los candidatos saturaron con su monocorde optimismo al electorado. Tal vez los electores habían estado engatusando a las encuestadores y ocultando su voto. Un tercio del país sabía que no estábamos en el país de la maravillas, pero se lo calló hasta el último momento. Crecemos al 8 por ciento hace una década, repetía el obeso presidente que se jactaba de ser el gran elector. Tenemos reservas internacionales por casi 45 mil millones de dólares. Al Perú nadie lo para. Nos falta una pizca para entrar ilusamente en el primer mundo. Más TLCs, más libre mercado, más de lo mismo. Más privatizaciones, menos impuestos, menos vacaciones. Quizá el problema fue la cercanía de Alan a las cuatro candidaturas pro-sistémicas. Desprestigió aún más las grasientas y gastadas ideas liberales de los ricos. El sistema era una bosta.

Fue entonces que Humala se metió por los palos. Interpretó el resentimiento hacia el modelo económico, y le dio sentido político. Expresó la voz de los olvidados por el discurso oficial, la del joven explotado por los services, la del el campesino invadido por las mineras, o el silencio del anciano desamparado. Ollanta muy bien asesorado por los comunicadores brasileños logró captar el estado de ánimo de la gente a quien no le chorreaba la riqueza sino que continuaba deslizándose por la pendiente de la miseria. ¿Se puede vivir con 600 soles? La madre que llega al hospital de pobres a ver morir a su hijo enfermo, el alumno sin techo y sin desayuno, el campesino de altura que vive de sus estériles tierras de secano, el joven sin chamba encontraron en el discurso de Ollanta el camino para expresar su desazón y su rabia. En un mes Gana Perú pasó del 8 al 30 por ciento. El aluvión siguió creciendo. Pero la derecha no aprende. No quiere ni mirar el nuevo mapa electoral, ahora que está coloreado de clamor y de demanda.

Quizá el problema de los cuatro candidatos prosistémicos fuera no mirar alrededor y seguir el libreto de Alan. Qué miopía, qué anteojeras. Recuerdo a PPK sorprendido de que no hubiera agua en un pueblo “encima” de Villa El Salvador. Diviso a Castañeda mientras se embarcaba en una magnifica campaña municipal con su mirada inteligente, y su carisma como anzuelo. Y a Toledo cometiendo gruesos errores al correrse a la derecha y abrirse muchos frentes con su proverbial y ladina capacidad para dinamitarse a sí mismo. Mientras tanto Keiko hizo gala de todo su falso candor y su clientelaje, para blindar aquel 20 por ciento de voto cautivo fujimorista. No ganó un solo adepto más.

Humala ya estaba primero y no hizo olas. Para qué las iba a hacer si ya comandaba el pelotón. A pasar piola nomás... Además ya había mandado callar a Chávez. El cuco del gorila caribeño ya no debe asustar a nadie pues el eje bolivariano está agonizando. Fidel Castro es un esperpento y el régimen se cae de vetusto porque envejece como sus líderes. Daniel Ortega en Nicaragua es un impresentable. Correa está magullado desde el fallido golpe que le dieron y Evo sufre los reveses del desgaste.

LO QUE SE VIENE

Hay que tener cuidado en esta segunda vuelta que se avecina. El APRA hará todo lo posible por ungir a Keiko y la derecha económica no tendrá empacho en liberar a Fujimori con tal de asegurar sus sobre-ganancias. El vil dinero que le dicen. Lo peor de la ideología pepekakista sale a flote después del naufragio neoliberal. Hordas de seudopitucos comienzan a denigrar a los “indios ignorantes” que votaron por Humala. El argumento racista es lo único que les queda para desacreditar al humalismo. Los grandes medios como perros de presa del capital, con Rosa María Palacios a la cabeza, azuzarán el peligro de cambiar la constitución del 93, ese engendro fujimorista del que se valen los ricos para perpetuar su dominación y su espuria riqueza.

La derecha económica, antes dividida, esta vez se juntará tras Keiko. Ya Aldo Mariátegui lo consigna en sus nauseabundos editoriales. Las sucias billeteras de grandes mineras y la CONFIEP intentarán comprar conciencias débiles e interminables tandas comerciales. La democracia solo existe si los ricos ganan. Y éstos no tienen el menor empacho en votar por la hez de la sociedad y los más torvos intereses políticos cuando de proteger su patrimonio se trata. Montesinos debe estar sobándose las manos.

Hay sin embargo gente decente dentro de la derecha comenzando por Vargas Llosa y siguiendo por Toledo. Ambos ya afirmaron que nunca podrán votar por la hija maquillada de la rata, y que el voto viciado solo le conviene al dictador encarcelado por asesino y por ladrón. Lo peor de nuestra sociedad se aglomera hoy en las cloacas de la Diroes. El hedor es insoportable: Martha Chavez, Rey Rey, la Hildebrandt y tantos otros. Carlos Raffo acaba de renunciar porque entre las ratas se pelean. Los flamantes PPKausas convertidos en PPKeikos no solo se mancharán las manos de sangre sino las conciencias de caca. Felizmente las reservas morales del Perú son inmensas, como cuando marchamos en los Cuatro Suyos.