jueves, 17 de marzo de 2011

Fukushima mon amour: el colapso del modelo japonés


Tras dos bombas atómicas, Japón renació de las cenizas a partir de un proceso de industrialización masivo. Haciendo alarde de tesón y perseverancia el pueblo japonés salió de la miseria en que lo sumió su militarismo, y de la mano de grandes empresas asociadas al estado construyeron un país aparentemente moderno y próspero. El secreto fue siempre la tecnología de punta, la disciplina laboral y el apego a la norma. Sin embargo este modelo tenía una pata coja. Japón carecía de energía para mover sus usinas y sus enormes conglomerados urbanos. Se decidió entonces por las fuentes nucleares, sí ésas mismas que hicieron desaparecer Nagasaki e Hiroshima.

El uso pacífico de la energía atómica parecía lo indicado a despecho de las voces alarmistas. Era barata y limpia según la propaganda. Casi 80 reactores nucleares fueron instalados a lo largo y ancho del archipiélago nipón.


Todo fue muy bien hasta que a finales de los ochentas Japón comenzó a darse cuenta de los límites de su crecimiento. La sobreproducción apareció en el horizonte y se tuvo que enfriar la economía. La economía se estancó. La sobrepoblación, las dificultades de una agricultura sostenible, la depredación ecológica, y la contracción de los mercados internacionales así como el encarecimiento del petróleo hicieron imposible que la expansión continuara.


Sin duda el modelo de desarrollo que ha regido Japón desde 1946, tras la invasión norteamericana, ha colapsado en esta última semana por la fuerza incontrolable de un sismo de 9 grados Richter, al que se sumó un devastador tsunami que cambió la geografía de todo el noreste japonés. Imponderables, podrá argumentar cualquiera. Lo que es inexplicable es que los seis reactores de Fukushima solo estuvieran calculados para resistir terremotos de grado siete, siendo Japón un país de extrema sismicidad. El tsunami luego de atacar sus instalaciones, cortó el suministro eléctrico e hizo imposible enfriar el uranio radioactivo. Tras el terremoto y la ola gigante el Apocalipsis nuclear ha comenzado. La nube radioactiva se incrementa con el paso de las horas y llega a Tokio, sus calles están vacías y todos preparan la huida, los países occidentales evacuan a sus ciudadanos, las mareas de primavera inundan las zonas bajas del noreste. Los apagones se suceden ya que el suministro eléctrico de todas las plantas nucleares se ha interrumpido. El frío arrecia y nieva sobre las zonas mas castigadas por la naturaleza. El aparato productivo está paralizado hasta nuevo aviso.


Tsunami y terremoto han cobrado 15 mil muertos según las últimas estimaciones, pero la arrogancia de ingenieros, empresarios y gobernantes amenaza la vida y la existencia de todo un país. La mano perversa del hombre ha podido más que todas las placas tectónicas.